Esta es la entrada 281 de este blog. Estamos entrando en la recta final del ciclo escolar y quiero aprovechar para comentar que para mí, las matemáticas se trabajan con lápiz.
Quizá en un examen el profesor pueda pedir que la respuesta la escriban con tinta para remarcarla y fijarla, pero fuera de eso, todo el proceso me parece necesario que se realice con la posibilidad de borrar.
Como en la vida, hay ciertas decisiones que no tienen vuelta atrás: se escriben con tinta.
Y muchas otras pueden corregirse sobre la marcha: se escriben con lápiz y se pueden borrar.
Ya entrados en filosofar… sería bueno que los lápices tuvieran un borrador más grande, como símbolo de que la proporción de escritura-borrado puede ser alta. Con el tamaño actual suele acabarse el borrador antes que la mina y puede transmitir la idea de que se nos permite equivocarnos poco.
Afortunadamente se puede conseguir un borrador externo para seguir corrigiendo lo que escribimos.
Vaya… hace 5 minutos me sentía tan agotada que estaba a punto de escribir que no sabía qué escribir… y sin querer acabé redactando una pequeña reflexión filosófica que espero que a más de alguno haga pensar un poco.
Hasta el próximo miércoles.
Rebeca
PD1: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay
