Esta es la entrada 267 de este blog. La escribo el día en que fui a una escuela a acompañar a estudiantes y docentes mientras jugaban con el material didáctico que diseñé (ver cuál aquí).
Estoy, como dicen por ahí, cansada pero contenta.
Cansada porque es pesada la dinámica de apoyar a los docentes mientras mejoran las formas de jugar con sus estudiantes.
Contenta porque re-confirmé que a los estudiantes les encanta jugar. Se emocionan. Y la emoción es el pegamento de la memoria, entonces confío en que vayan aprendiendo mucho conforme jueguen.
Para eso requieren que el juego tenga intención. Por eso insistimos mucho al explicar a los docentes las actividades qué es lo que se busca con ellas, para que traten de asegurarse de que sus estudiantes lo están logrando.
Mover bolitas de un lugar a otro en el ábaco quizá ayude un poco a la sicomotricidad fina, pero hacerlo con la intención de practicar el conteo, las sumas y las restas logra más con el tiempo invertido.
Esta es mi breve y cansada reflexión de hoy: «la intención es lo que cuenta» no es una frase vacía cuando del proceso de enseñanza-aprendizaje se trata.
Demos toda la intención a cada actividad que le propongamos a nuestros hijos y alumnos y así el tiempo invertido en ellas rendirá más frutos.
Hasta el próximo miércoles.
Rebeca
PD1: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay