Esta es la entrada 370 de este blog. Revisando entradas pasadas, veo que ya he escrito varias relacionadas con la intencionalidad de las actividades que planteamos a nuestros hijos y estudiantes (ver aquí, aquí, aquí y aquí)
La reflexión la extiendo ahora a que tomemos en cuenta que el tiempo que tenemos para realizar actividades intencionadas con ellos suele ser escaso, entonces si logramos que las actividades que hagamos tengan una doble intención ese tiempo estará mucho mejor aprovechado.
Ejemplos:
Practicar las tablas de multiplicar y de dividir a la par (preguntar 7 por 8 e inmediatamente después 56 entre 7, 56 entre 8 y 8 por 7… es una actividad 4 en 1)
Clasificación con negación (verde – no-verde) ayuda a practicar tanto la negación como la clasificación.
Conteo con psicomotricidad, moviendo fichas al lo largo de un camino sinuoso para contarlas.
Recordemos que siempre debemos mantenernos en la Zona de Desarrollo Próximo. Si se vuelve demasiado difícil, pierde el sentido la actividad y debemos bajar el grado de dificultad. Y si se vuelve demasiado sencilla, aburre y debemos subir el grado de dificultad.
Ayer jugué con unos pequeñitos lo siguiente: ponía dos dados en un cubilete, los tiraban sobre la mesa (el piso realmente) y la actividad consistía en primero identificar el dado con la cantidad mayor e inmediatamente después restarle la cantidad del otro dado. Teníamos muchos dados para hacer un cálculo tras otro y un reloj de arena. La idea era ver cuántos pares de dados lograban restar en lo que se acababa el tiempo. Se acercaron más niños, hubo retas… estuvo divertido y ayudó a mejorar la velocidad de comparación y de cálculo e incluso a memorizar hechos numéricos, habilidades importantes conforme se avanza a actividades más complejas.
Gracias, Pablo y Luis, por el espacio y la ayuda para realizar esta actividad. Confío en que sea fuente de inspiración para más.
Hasta el próximo miércoles.
PD1: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay.
