Esta es la entrada 402, de este blog. La escribo en el breve periodo de tiempo entre la tarde de ayer en que las cosas salieron no tan bien en las actividades con las niñas a las que estoy apoyando con matemáticas, y la tarde de hoy en que regreso para buscar nuevos caminos.
Llevo ya seis semanas yendo, casi siempre dos veces por semana, muy enfocada con las más grandecitas en enseñarlas a «ver» patrones en todos lados, principalmente en las tablas de multiplicar, buscando que acaben por memorizar la mayoría y, a partir de esas, encontrar el resto (ver más sobre lo que he probado antes con ellas para las tablas de multiplicar aquí y aquí).
Ayer la actividad no estaba funcionando, quiero creer que era más bien yo la que no estaba con toda la atención puesta en hacerla funcionar (no me sentía del todo bien). Así que paré y nos pusimos a platicar sobre la relevancia de mejorar las habilidades matemáticas (spoiler alert: tampoco salió muy bien, les digo que me sentía medio mal de ánimos).
Llevo desde ayer que salí de ahí dándole vueltas a lo que pasó y lo que puedo hacer diferente hoy. Al pensar en qué escribir, fui a Pixabay para poner la palabra «reflexión» y me salieron imágenes de reflejos, no de personas reflexionando, y, como me ha ocurrido antes, una de esas imágenes inspiró esta entrada.
Un árbol y su reflejo me hicieron pensar en que necesitaba verme a mí misma para poder entender por qué ayer «perdí» a las niñas: a mí también me molesta hacer cosas a las que no les encuentro sentido, así que ayer que la actividad dejó de ser divertida, y no le vieron otro mejor sentido, dejaron de querer hacerla.
Si bien es molesto para los docentes que nos pregunten: «¿esto para qué me va a servir?», creo que cuando eso ocurre conviene ir a la raíz de la pregunta: «necesito una buena razón para hacer el esfuerzo que me estás pidiendo hacer para aprender esto».
Lo cual, aplicado a lo que hago con estas niñas, significa que necesito mantener las actividades con un fuerte componente lúdico para que el motivo base para hacerlas sea que se la pasan bien, cuidando que siempre que haya un buen aprendizaje detrás.
Y también necesito encontrar la manera de que entiendan la relevancia de tener una buena relación para las matemáticas, ya sea que quieran ser abogadas, policías, maestras, cosmetólogas, futbolistas o cualquier otra de las profesiones que me dijeron ayer. Esa comprensión me ayudará a que acepten abordar temas más complejos con un enfoque menos lúdico más adelante.
Confío en que hoy irán mejor las cosas.
¡Hasta el próximo miércoles!
PD: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay.
