Esta es la entrada 412 de este blog. Estamos en esas semanas del año en las que en los países que se celebra la Navidad todo empieza a ser un poco irregular. Eso incluye el apoyo que estoy tratando de ofrecer en los dos albergues a los que voy.
Hoy en particular las niñas estaban recibiendo visitas y regalos de bienhechores pero, aún así, un par se vinieron conmigo a que les ayudara con una tarea de matemáticas. Después de eso empezamos a practicar divisiones entre números de una cifra, que tampoco entendían muy bien. Empecé con ejercicios como los que venían en su cuaderno (45 entre 5) y poco a poco le fui subiendo el grado de dificultad.
Lo interesante es que una de ellas al principio estaba perdidísima:
3 entre 3 es 0
9 entre 6 es 3
O sea, restaba en vez de dividir.
Poco a poco fue entendiendo la estrategia de recorrer la tabla del divisor:
27 entre 4 es… lo más cercano es 6, porque con 7 se pasa. Entonces 27 entre 4 es 6 y sobran 3 y ya está bien porque 3 es menos que 4.
Al principio también le costaba retener que si 18 entre 3 ya había descubierto que era 6, entonces necesitaba hacer la multiplicación de 3 por 6 para escribirla y restar y ¡debía darle 18, no era necesario volver a calcular el resultado!
Lo más maravilloso es que se terminó el tiempo que yo planeaba estar ahí y esa niña seguía pidiéndome más y más divisiones.
Fue un hermoso regalo de Navidad, que una niña que no disfrutaba las matemáticas hasta hace unos meses hoy estuviera lo más motivada haciendo divisiones ¡por gusto! ¡disfrutando el reto! Me generó la sensación de que su mochila va a pesar mucho menos ahora que el cuaderno de matemáticas dejará de ser un lastre y se convertirá en algo que disfrutará llevar y usar.
(Lo sé, me hacen feliz cosas raras… cosa de docentes).
Ya casi se van de vacaciones y las volveré a ver en actividades matemáticas hasta enero… las voy a extrañar.
¡Hasta el próximo miércoles!
PD: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay.
