Esta es la entrada 414 de este blog. Es una entrada MUY especial, no solo porque es múltiplo de nueve (ver por qué me gusta tanto el nueve aquí), sino porque se publica en el último día nueve de este año nueve: (24/12/2025) en el que, además, se celebra en México y muchos otros países la Noche Buena, previa a la Navidad.
Todavía queda un miércoles más, y una entrada más, en este año, pero ya se siente en el ambiente que algunas personas van entrando en «modo reflexión», de cara a ver qué hicieron este año y qué les gustaría hacer el siguiente.
Esa reflexión suele ser un buen ejercicio, no solo al cierre de un año sino también al cierre de un ciclo escolar, un trimestre, una semana, un día… incluso al terminar una actividad matemática: ¿cómo fue la experiencia de realizar esta actividad? ¿qué puedo hacer mejor la siguiente vez? Sobre todo en aquellas que no nos hayan salido bien a la primera o que tardamos mucho en encontrar el camino.
Hacer las cosas bien, rápido y a la primera todo el tiempo puede tornarse aburrido, porque el reto y la emoción se diluyen.
Que cueste un poco de trabajo y encontrar espacios de mejora cada vez es mucho mejor.
Eso les deseo para el 2026: que esté lleno de metas y retos alcanzables, en los que vayan mejorando cada vez más su relación con las matemáticas.
¡Hasta el próximo miércoles, último día de este lindo año 2025!
PD: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay.
