De tin marín…

Esta es la entrada 271 de este blog. La escribo en la semana en la que vi el video de una pequeñita, a la que quiero un montón, eligiendo una imagen para que su mamá le leyera el texto correspondiente en un libro que le regalé (de niños del mundo, no era de matemáticas).

¿Qué tenía de particular el video? Que la pequeñita iba diciendo:

«De tin marín, de do pingüé, cara cara tere fue, yo no fui, fue te, gale gale que ella merita fue«

Que es una rima que se usa en Guadalajara, México (y supongo que en más sitios) para elegir, por ejemplo, un chocolate del surtido que aparece en la imagen de esta entrada.

Se va señalando un chocolate por cada sílaba que resalté, 17 en total, y el último señalado es el que nos comemos. Originalmente eran 16 sílabas señaladas, pero se le agregó el «merita» para ajustar el resultado a conveniencia (o sea, se pueden agregar tantos «merita» como se necesite, si nos lo permite la situación o el que nos está dando a elegir el chocolate).

Ah, por si no saben qué significa «merita», sería el diminutivo femenino de «mero»… Con lo que quizá los dejo en las mismas. «Yo mero» sería un uso de esa palabra, que es un reforzador cuando se quiere decir «yo». Cuando decimos «ella merita fue» reforzamos que «ella fue» (fue ella y nadie más que ella).

Por lo demás, suena medio agresiva y sin sentido la rima, pero esta entrada no va de eso, sino de lo que pasaba mientras la niña decía la rima y recorría las imágenes para elegir una:

En vez de apuntar cada imagen en cada sílaba correspondiente, recitaba con un ritmo y señalaba con otro.

Acto seguido le comenté a la abuelita de la niña, que es una gran amiga mía: si eso lo hace para elegir lo que ella quiere y no lo que sale con la rima, es un poco de «trampa», pero no hay mayor problema para su desarrollo matemático.

Pero si eso lo hace porque no sabe llevar el ritmo al recitar y señalar entonces sí hay que preocuparse, porque puede implicar que tampoco sabe contar correctamente.

Porque para contar se necesita:

1-Saberse los nombres de los números en orden.

Y esto solo se logra mediante repetición (memorización pura, aquí no queda de otra, pues los nombres de los primeros números no siguen ninguna lógica). Del 16 en adelante ya se puede identificar y usar el patrón que conforma los nombres, pero para entonces se supone que ya el niño sabe contar cantidades pequeñas.

2-Ir recitando los nombres de los números en orden conforme se señalan los objetos a contar. Asegurándose que por cada objeto que se señale se diga un nombre y viceversa.

Si se dice más de un nombre por un objeto o se señala más de un objeto y solo se dice un nombre, entonces no se está contando bien, y muy probablemente al señalar el último objeto el número dicho no corresponde a la cantidad de objetos.

3-Asegurarse de contar todos los objetos, cada objeto una sola vez.

Para esto conviene acomodar los objetos en fila antes de contar, irlos moviendo de un lugar a otro al contarlos, irlos marcando de alguna manera… todo depende del tipo de objeto que se cuente. No importa si se cuenta de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, si se sacan los objetos de una bolsa o se meten a ella. La cantidad será la misma si se contó bien.

4-Saber que el último nombre recitado es la cardinalidad del conjunto, esto es, es la cantidad de objetos que se contaron.

Al principio el niño puede decir: uno, dos, tres… son cinco. O sea, no relacionar el último número recitado con la cantidad contada.

Mi amiga me dijo que va a observar a su nieta. Confío en que pronto recitará y señalará al mismo ritmo. Está pequeña, hay tiempo. Pero no mucho.

En mi primera novela sobre didáctica de las matemáticas básicas dedico el capítulo 6 justamente a este tema de enseñar y corregir el conteo. Por cierto, los chocolates también tienen un papel importante en ella. La encuentran aquí:

Akhiré y los dos pilares

Hasta el próximo miércoles.

Rebeca

PD1: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay

¿Qué se ve en esta imagen?

Esta es la entrada 270 de este blog. 270 es un lindo múltiplo de 9, que es un número que me gusta más que los demás (ver por qué aquí), por lo que me gusta cada 9 entradas escribir una especial. Esta será la treintava vez.

A veces, como hoy, cuesta un poco más encontrar una buena idea.

A veces, como hoy, recurro a pixabay para inspirarme (eso de que una imagen dice más que mil palabras es muy cierto).

Entré a la página de imágenes gratuitas y escribí «270» en el buscador, pensando que me iba a regresar una búsqueda vacía, pero no.

Me regresó una única imagen en cuya descripción no encuentro el 270 por ninguna parte: «Imagen de Desierto, Nivel y Desolado.»

Me puse a observarla con detalle, a ver qué podría haber en la imagen que pudiera inspirar la entrada de hoy, y se me ocurrieron al menos tres ideas:

Uno: esas piedras que están por todos lados en la imagen pueden acomodarse de formas estéticas, que normalmente tienen un trasfondo matemático (geométrico, para ser exactos), como esta espiral:

Dos: también pueden acomodarse formando una columna equilibrada, en donde la física (y por tanto su lenguaje, que son las matemáticas), permite encontrar la posición de los centros de gravedad, que hacen factible la construcción:

Tres: justo esta semana estoy analizando un proyecto en el que participo. A bote pronto lo que se ve en mi proyecto también son montones de piedras y aridez. Buscándole el modo, voy pudiendo ver cómo acomodar esas piedras para formar una pequeña obra de arte que proporcione belleza y utilidad.

Y la imagen que me entregó la página tiene unas nubes a lo lejos, así que hay esperanza de que además de piedras pronto haya belleza vegetal y animal por ahí también. En el desierto de la imagen y en mi proyecto.

Parece que hoy estoy más filosófica que de costumbre. Supongo que se vale por ser entrada múltiplo de 9. Gracias a todos por seguir aquí 270 semanas después. Voy a continuar acomodando matemática y artísticamente las piedritas de mi proyecto. Los animo a hacer lo mismo con sus proyectos.

Hasta el próximo miércoles.

Rebeca

PD1: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay

PD2: Cuidemos el agua.

Feliz cumpleaños, Mafalda

Esta es la entrada 269 de este blog. La escribo en un lindo día 9 (si no se cuentan los dígitos del año), pues los dígitos del día y mes de la fecha de hoy: 15 / 03 suman 9. El 9 es un número que me gusta más que los demás (ver por qué aquí).

Además, según Wikipedia hoy, 15 de marzo, Mafalda, el personaje de Quino que tanto me gusta, cumpliría 63 años (otro múltiplo de 9), pues el 15 de marzo de 1966 se publicó una tira con Mafalda celebrando su cumpleaños, con 6 velitas.

A lo largo de sus años de publicación, Quino escribió varias tiras en las que se involucraban las matemáticas. Pueden ver algunas en este artículo del blog Matemáticas y sus fronteras aquí

Hasta el próximo miércoles.

Rebeca

PD: Gracias a Cristi por la foto que le tomó a esta estatua de Mafalda en su viaje a Argentina, que hoy encabeza esta entrada.

Esto también es matemáticas

Esta es la entrada 268 de este blog. La escribo en un lindo día 9, pues los dígitos de la fecha de hoy: 8 / 03 / 2023 suman 18, que si vuelvo a sumar sus dígitos llego a 9. El 9 es un número que me gusta más que los demás (ver por qué aquí).

Hace muchos años, cuando era pequeña, me gustaba ver el Plaza Sésamo de esa época que se transmitía en México. Uno de los clips que más recuerdo es el de Archibaldo explicando los conceptos:

Alrededor, alrededor, alrededor, alrededor, arriba, abajo, a través (obviamente soy incapaz de decirlo sin cantarlo).

Cerca y lejos (estos los digo con algo de falta de aire).

Pueden ver una versión de ese pedacito del programa aquí.

Entender estos conceptos tiene muchísima relación con el pensamiento lógico matemático, con el que reconocemos características y clasificamos: qué está arriba, qué está abajo, etc. Y el pensamiento lógico matemático es uno de los dos pilares de una buena relación con las matemáticas (ver más aquí).

A practicarlo con nuestros hijos y alumnos.

Hasta el próximo miércoles.

Rebeca

PD1: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay

La intención es lo que cuenta

Esta es la entrada 267 de este blog. La escribo el día en que fui a una escuela a acompañar a estudiantes y docentes mientras jugaban con el material didáctico que diseñé (ver cuál aquí).

Estoy, como dicen por ahí, cansada pero contenta.

Cansada porque es pesada la dinámica de apoyar a los docentes mientras mejoran las formas de jugar con sus estudiantes.

Contenta porque re-confirmé que a los estudiantes les encanta jugar. Se emocionan. Y la emoción es el pegamento de la memoria, entonces confío en que vayan aprendiendo mucho conforme jueguen.

Para eso requieren que el juego tenga intención. Por eso insistimos mucho al explicar a los docentes las actividades qué es lo que se busca con ellas, para que traten de asegurarse de que sus estudiantes lo están logrando.

Mover bolitas de un lugar a otro en el ábaco quizá ayude un poco a la sicomotricidad fina, pero hacerlo con la intención de practicar el conteo, las sumas y las restas logra más con el tiempo invertido.

Esta es mi breve y cansada reflexión de hoy: «la intención es lo que cuenta» no es una frase vacía cuando del proceso de enseñanza-aprendizaje se trata.

Demos toda la intención a cada actividad que le propongamos a nuestros hijos y alumnos y así el tiempo invertido en ellas rendirá más frutos.

Hasta el próximo miércoles.

Rebeca

PD1: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay