Esta es la entrada ¡triple! 301, 302 y 303 de este blog. Después de trescientas semanas al hilo publicando con solo algunas breves interrupciones, las últimas dos semanas este blog estuvo en silencio.
Razón: uno de mis hijos se fracturó el brazo derecho hace dos semanas y mi mundo se volteó un poco de cabeza. O un mucho. Él ya está en proceso de recuperación y yo estoy en proceso de «recuperar mi vida». Lo que sea que eso signifique.
Llevo todo el día de hoy pensando en alguna reflexión matemática para compartirles hoy al retomar las reflexiones semanales y como que la musa anda de vacaciones.
O no
Se me acaba de ocurrir algo, con base al acompañamiento individual a alumnos con rezago en matemáticas superior a la media que estoy haciendo: conviene dividir los avances que queremos que logren en pequeñas etapas y conviene estarles mostrando constantemente que sí avanzan y que cada vez les falta menos para conquistar la siguiente meta.
Ayer por ejemplo un niño llegó hasta darme los resultados de la tabla del 7 en desorden. Le mostré con una «tabla pitagórica» todo lo que ya se sabía y lo poquito que le falta por saberse para dominar las tablas del 1 al 10 y su carita de alegría fue maravillosa.
Es un niño al que le encanta retarse. Tengo unos relojes de arena con distintas duraciones y los uso para meterle emoción al proceso (siempre y cuando el estudiante esté de acuerdo, si le causa estrés lo evito).
Esa es mi pequeña reflexión de hoy: metas cercanas y alcanzables y agregarle emoción positiva al proceso.
(Por cierto, ha publicado algunas propuestas sobre cómo trabajar con las tablas de multiplicar aquí y aquí)
¡Hasta el siguiente miércoles!
Rebeca
PD1: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay
