¡Feliz día del niño y la niña!

Esta es la entrada 380, de este blog. En estos siete años es la primera vez que toca publicar justo en este día especial.

La escribo en la semana en la que estoy leyendo un libro sobre cómo aprendemos, escrito por Eduardo Sáenz de Cabezón, en el que menciona lo siguiente: la mayoría de nosotros somos capaces de aprender a cualquier edad, aunque de diferente manera:

Mientras más joven eres, es probable que tengas más tiempo, energía, entusiasmo y neuronas disponibles para aprender, pero hay muy poco aprendizaje previo presente para que se «agarre» el nuevo aprendizaje.

Conforme creces, ya no es tan sencillo tener la energía y el tiempo para dedicarlos a aprender cosas nuevas todos los días, sin embargo todo el bagaje de conocimientos previos que ya tienes en la mente hacen que cualquier nuevo conocimiento relacionado con ese tema sea grabe más fácilmente.

Eso tiene implicaciones importantes en el aprendizaje de las matemáticas: a veces se dice que es como una pared en la que si no están firmes los ladrillos de abajo no se pueden poner los siguientes, pero desde esta perspectiva sería más bien como una red que se vuelve más tupida y atrapa más conocimientos conforme más información relacionada le llega.

Un conocimiento nuevo que llega a la mente, si no encuentra conocimientos relacionados a dónde agarrarse… se va como llegó, como en una coladera con grandes agujeros, desperdiciando el tiempo invertido. Cada conocimiento bien afianzado va cerrando los agujeros de la coladera (en ese tema) y permite que se afiancen más fácilmente nuevos conocimientos.

Por ejemplo, si yo quisiera aprender algo sobre medicina de rehabilitación y no cursé ni siquiera las materias básicas para aprender los nombres de los elementos de los sistemas del cuerpo humano, va a ser muy complejo que entienda por qué se inflama el occipucio… si ni siquiera sé qué es, dónde está, de qué está hecho…

Estas son varias formas de entender con imágenes lo relevante que es ir dejando bien firmes los conocimientos en cada grado desde la infancia a la que celebramos hoy… y la importancia de la memorización de ciertos elementos, como las tablas de multiplicar. Sí, podemos usar calculadora, pero siempre será más rápido si jalamos el resultado directamente de la memoria y hay casos en los que necesitamos buscar los factores, más que el resultado, y para eso es muy útil tener la información «a la mano». (Ver más sobre las tablas de multiplicar aquí y aquí)

Hasta el próximo miércoles.

PD: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.