Esta es la entrada 186 de este blog. Llevo ya una semana dando clases híbridas y lo que siento es que me vendría bien tener, entre otras cosas, dos ojos que se puedan mover de forma independiente. Y un cerebro que pueda interpretar lo que así vería
La manera en la que estoy trabajando es mediante Zoom, compartiendo una presentación para los que están en casa, que los que están en el salón ven proyectada en la pantalla blanca que cuelga enfrente del pizarrón. De esa forma todos ven lo mismo y eso es bueno.
Yo soy la que solo veo a los que están ahí. Si alguien de casa habla, me aparece en la pantalla de mi computadora un cuadrito señalando quién es y le contesto. El problema es que no puedo tener en la misma pantalla la presentación y toda la cuadrícula con los estudiantes remotos, dado que normalmente estoy o señalando algo en la presentación o escribiendo sobre la misma los procedimientos y la cuadrícula me estorbaría.
Y, si pudiera ver la cuadrícula completa de alguna forma, sería conveniente tener dos ojos independientes, uno viendo a los que están en presencial y otro viendo a los que están a distancia. Cuando estaba completamente a distancia tenía una segunda pantalla para ver los cuadritos de los alumnos, pero en el salón de clases no la tengo disponible…
Solo queda seguir enfrentando poco a poco el reto de la enseñanza híbrida.
Hasta el siguiente miércoles.
Rebeca
PD1: Aún no he logrado insertar en esta sección un botón que permita seguir el blog… lamento la molestia que implica ir a la página principal para hacerlo.
PD2: Quiero agradecer a estas páginas en las que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay y webresizer