Hagamos explícito lo implícito y consciente lo intuitivo

Ésta es la entrada 132 de este blog. La reflexión de hoy gira en torno a una frase que acabo de leer en el libro: «Construir matemática» de Horacio Cárdenas. El subtítulo del libro es «Experiencias desde el aula»; relata justo eso, experiencias que vivió el autor en diversas aulas de la escuela primaria en Buenos Aires, Argentina, al enseñar matemáticas.

Muy interesante.

El autor reflexiona que, si queremos que los niños aprendan verdaderamente algo después de haber realizado una actividad correctamente, es responsabilidad del profesor hacer explícito lo implícito y consciente lo intuitivo.

Antes de seguir les comento algo: en más de una ocasión la búsqueda de imágenes para encabezar el blog me ha ayudado a encontrar nuevos aspectos del tema a tratar.

Para esta entrada busqué imágenes con la palabra abrir, y, al ver ese cacahuate a medio pelar (así lo conocemos en México), pensé en relacionarlo metafóricamente con lo que pasa con los conocimientos que desarrollan los niños al hacer matemáticas.

Si resuelven el ejercicio bien y dejamos hasta ahí la actividad, el éxito obtenido es como un cacahuate sin pelar del que sólo vemos lo de afuera. Está ahí, pero no alimenta.

Si orientamos la reflexión de nuestros hijos y alumnos para que, por ellos mismos, descubran y describan (hagan explícito) cuál fue el proceso que los llevó a resolver el ejercicio de tal o cual manera, es como si quitáramos la cáscara dura y gruesa del cacahuate. Ya podemos comerlo, pero quizá sea preferible seguir pelándolo.

Si, además, logramos que el mismo alumno encuentre otras formas de usar ese conocimiento en otro contexto (sean conscientes de las diversas aplicaciones del mismo), entonces será como quitar la cáscara frágil y delgada del cacahuate y llegar hasta la esencia de lo que pretendíamos que aprendiera. Hasta lo que ya nos nutre, con mejor sabor por no tener la cáscara delgada (que es un poco amarga).

¿Cuál de las dos capas será más difícil de quitar? Considero que es complejo lograr que los alumnos expresen lo que hicieron. Lograr que lo extrapolen puede serlo también, pero, si ya lo expresaron, ya avanzaron un buen tramo en el sentido correcto.

Confío en no estar rompiendo con lo que yo misma escribí la semana pasada sobre el cuidado que debemos tener al contar historias, y que esta breve y un poco forzada «historia» de la adquisición del conocimiento, vista como pelar un cacahuate, les ayude a recordar la frase cuando estén ante la solución de un ejercicio, dada por un niño, que representa un salto conceptual para él (es algo que nunca había visto antes):

Hagamos explícito lo implícito y consciente lo intuitivo

¡Hasta el siguiente miércoles!

Rebeca

PD1: Aún no he logrado insertar en esta sección un botón que permita seguir el blog… lamento la molestia que implica ir a la página principal para hacerlo.

PD2: Quiero agradecer a estas páginas en las que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay y webresizerHa

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