¿Aprendo solo lo que me van a evaluar?

Esta es la entrada 232 de este blog. La aprovecharé para compartir una pequeña reflexión.

El ciclo escolar en México está entrando en la recta final y en muchas escuelas los pequeños ya nada más están viendo películas o teniendo convivencias de cierre con sus distintos profesores, porque una vez evaluada cada materia «ya no hay nada qué hacer» en ella.

Si bien creo que una de las grandes ventajas de asistir a la escuela es el convivir y, por tanto, viene bien tener unos días de convivencia y relajamiento después de un ciclo escolar tan intenso como fue este, creo que también hay que tomar en cuenta el mensaje oculto que se transmite:

«Solo se realizan actividades académicas cuando hay una evaluación próxima.»

Yo lo veo con mis alumnos, que de cada tema me preguntan si va a venir en el examen. Si se me ocurre decir que no creo preguntarlo, pierdo su atención.

Si bien es un «problema» cultural, creo que sería positivo encontrar la manera de revertir esa forma de ver la actividad académica y lograr que se aprenda por el gusto de aprender y por el propio bien, no para contestar un examen.

Supongo que dependerá mucho de la personalidad y los intereses de cada quien.

¿Qué opinan?

Hasta el próximo miércoles.

Rebeca

PD1: Aún no he logrado insertar en esta sección un botón que permita seguir el blog… lamento la molestia que implica ir a la página principal para hacerlo.

PD2: Quiero agradecer a estas páginas en las que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay y webresizer (aunque parece que esta última ya no está funcionando)

Analizando una evaluación diagnóstica

Esta es la entrada 230 de este blog. Como mencioné la semana pasada, les comentaré algunas observaciones interesantes obtenidas en una evaluación que realicé en un colegio cercano, buscando medir el desarrollo del pensamiento lógico matemático y el sentido numérico, que yo considero los dos pilares de una buena relación con las matemáticas, además de algunos de los aprendizajes básicos de cada grado. A pesar de ser una muestra pequeña, considero que nos dan una buena idea de cómo pueden estar los niños de educación básica después de dos años y medio de pandemia.

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Midiendo la salud académica de un grupo

Esta es la entrada 229 de este blog. La escribo el día en que acudí a un colegio cercano a aplicar una evaluación diagnóstica, con la que busco, primero, medir la pertinencia de los reactivos que forman la actividad que contestaron y, después, medir qué tan bien pueden contestar los alumnos esos reactivos. Fue una evaluación específicamente diseñada buscando medir el desarrollo del pensamiento lógico matemático y el sentido numérico, que yo considero los dos pilares de una buena relación con las matemáticas, además de algunos de los aprendizajes básicos de cada grado.

Aún no he revisado las actividades, pero de entrada ya pude notar al aplicar que, por ejemplo:

Si a los alumnos se les cambia la manera de preguntar a la que los tenía acostumbrados su maestro, y según la profundidad con la que adquirieron el conocimiento, algunos no saben por dónde empezar. A varios les explicamos verbalmente la instrucción con otras palabras y el ejercicio cobró sentido y pudieron terminarlo. Esto revela una comprensión lectora / vocabulario mejorables, más allá de la habilidad numérica.

Es por ello que el desempeño en matemáticas no se debe considerar separado del desempeño en español, más específicamente en la lectura de comprensión.

La próxima semana les comparto las conclusiones a las que llegue después de registrar las respuestas dadas por los estudiantes.

Hasta el próximo miércoles.

Rebeca

PD1: Aún no he logrado insertar en esta sección un botón que permita seguir el blog… lamento la molestia que implica ir a la página principal para hacerlo.

PD2: Quiero agradecer a estas páginas en las que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay y webresizer (aunque parece que esta última ya no está funcionando)

Más dudas que certezas

Esta es la entrada 225 de este blog. 225 es múltiplo de nueve, número que me gusta un poco más que el resto (ver por qué aquí), así que corresponde que sea una entrada especial. La escribo en la penúltima semana de clases de este semestre, en medio de la elección de las estrategias más eficientes para alcanzar a ver todos los temas que debería… sabiendo que la eficiencia en la enseñanza tiene un límite.

Casi todo lo que estudié como ingeniera industrial sobre procesos eficientes se aplica a los procesos productivos industriales. Los procesos humanos sí que se pueden cuidar y limpiar de ciertas partes que pudieran considerarse «paja», pero, igual que el templado de un vidrio requiere una cierta cantidad de pasos, cada uno de una duración mínima para hacer las transformaciones internas del material, así mismo el proceso de enseñanza-aprendizaje requiere de vivir un cierto número de experiencias durante suficiente tiempo como para construir internamente el conocimiento.

¿Cuáles son esas experiencias? ¿Cuánto tiempo se necesita?

El tema me interesa desde siempre. He escrito un par de entradas al respecto:

Aprendizaje eficiente, algunas ideas para lograrlo.

Ejercitación (académica) suficiente.

Considero que la respuesta a esas preguntas varía con cada materia, cada tema, las circunstancias de cada grupo y de cada persona. Por eso escribí la semana pasada la reflexión sobre la motivación de los centennials postpandémicos (ver aquí).

¿Saben? Creo que ser docente es así gran parte del tiempo: tener más dudas que certezas, pero aún así seguir buscando hacer aquello que más pueda ayudar a nuestros alumnos.

¿Qué opinan?

Hasta el próximo miércoles.

Rebeca

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Los docentes seguimos siendo pieza clave

Esta es la entrada 220 de este blog. La escribo en medio de lo que puede parecer una investigación post-doctoral, pero que no es tal.

Me siento como hace 6 años que empecé a preparar el anteproyecto de mi doctorado: como niña en juguetería (más bien en librería, que me gustan más los libros que los juguetes), bajando información sobre las investigaciones más recientes que se han hecho para desarrollar el pensamiento lógico matemático y el sentido numérico, que yo considero los dos pilares de una buena relación con las matemáticas (ver lo que he escrito en el blog aquí y en mi novela aquí).

Apenas estoy identificando y organizando la información, pero por lo que he visto, sigue considerándose el desarrollo tanto del pensamiento lógico matemático como del sentido numérico un trabajo independiente al temario escolar, que pueden integrarse de manera intencionada tanto en actividades de dicho temario como en actividades lúdicas.

Acabo de leer algo que considero que todos intuimos pero que es lindo ver confirmado por estudios científicos: las actividades acompañadas adecuadamente por un docente logran más aprendizaje que las acompañadas por un compañero. Y estas logran más que las retroalimentaciones automáticas por computadora. Todas ayudan, pero no igual.

Así que… los docentes seguimos siendo una parte MUY importante del proceso educativo, por más que avancen los programas de aprendizaje asistido por computadora. Recordémoslo siempre, preparémonos y cuidemos nuestra salud física y emocional para hacer nuestra labor lo mejor posible.

Hasta el próximo miércoles.

Rebeca

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¡Volví a calificar en papel!

Esta es la entrada 217 de este blog. Se publica un par de días después del día de pi ( 3.14 o marzo 14). En el primer año del blog ese día cayó en miércoles y la entrada la dediqué a ese y otros números especiales (ver aquí)

Hoy quiero escribir sobre otra cosa: hace unos momentos terminé de calificar exámenes en papel ¡por primera vez en dos años! Hace justo un año escribí una entrada en la que mencionaba que extrañaba calificar evaluaciones escritas (ver aquí). Ayer que fui recogiendo los exámenes conforme mis alumnos terminaban me pregunté cómo se sentiría volver a calificar así.

En mi caso, fue muy agradable.

Claro que aproveché las ventajas de la tecnología dejando una parte de la evaluación para contestarse/calificarse en computadora, con reactivos de opción múltiple, pero poder volver a poner marcas en el examen con mi tradicional pluma rosa de calificar (evito el rojo) fue lindo. Escuchar música durante el proceso lo hizo llevadero. Siento que me tardé menos que cuando calificaba en archivos escaneados, que a veces estaban volteados, muy pequeños, muy grandes, borrosos… Y hacer anotaciones en ellos no era tan sencillo.

Creo que es lindo tener lo mejor de los dos mundos.

¿Qué opinan?

Hasta el próximo miércoles.

Rebeca

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Recuperando habilidades

Esta es la entrada 216 de este blog. Es especial por ser múltiplo de nueve, un número que me gusta más que todos los demás (ver por qué es especial el nueve aquí). Para hacerla aún más especial, hoy es el noveno día del tercer mes del año (para mí el tres es el «hermano menor» del nueve). Y la fecha completa también suma 9: 9 / 03 / 2022 -> 9 + 0 + 3 + 2 + 0 + 2 + 2 = 18 -> 1 + 8 = 9.

La dedicaré a una breve reflexión sobre la recuperación de habilidades perdidas en la pandemia.

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Evaluar a todos de la misma manera o a cada quien diferente


Esta es la entrada 212 de este blog. 212 es un lindo número capicúa (ver más sobre capicúas aquí).

Se puede decir que los números capicúa son números reversibles, aunque la reversibilidad en matemáticas es mucho más que leer de ida y vuelta (ver más sobre reversibilidad aquí).

Justo la semana pasada veía con mis alumnos algunos ejercicios sobre límites en los que, en vez de pedirles el resultado, se los daba y les pedía algún dato del planteamiento que lograra ese resultado. Digamos que preguntaba «de reversa».

Por instrucciones de la institución en la que trabajo debo hacerles algunas preguntas de opción múltiple en las evaluaciones, y esa forma de hacerlos practicar de ida y vuelta les ayuda a contestar más eficientemente ese tipo de reactivos.

Los hacemos practicar con ese tipo de reactivos porque al final se les evalúa con un examen similar para toda la generación, sin importar con qué profesor hayan estudiado.

Evaluar así tiene sus ventajas y sus desventajas. Sobre eso escribo en en mi novela Akhiré y los dos pilares, en la que los alumnos de Akhiré deben pasar una evaluación estandarizada para evitar que su escuela rural cierre y sean reubicados.

Soy ingeniera industrial por profesión. Reconozco las ventajas de la estandarización.

Soy pedagoga por vocación. Reconozco las ventajas de la personalización en la enseñanza y en la evaluación.

Vaya dilema.

¿Qué opinan?

Hasta el próximo miércoles.

Rebeca

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