La conexión va primero

Esta es la entrada 170 de este blog. Las clases del semestre en la universidad donde trabajo terminan en un mes, así que va siendo tiempo de apretar un poco el paso para completar el programa y cerrar lo mejor posible.

Estaba revisando mis materiales en ese sentido cuando recibí la llamada de una profesora que «quería» mi consejo sobre cómo contrarrestar la apatía de sus alumnos. Lo pongo entre comillas porque, después de que le conté algunas cosas que yo he estado haciendo a lo largo del semestre, me dijo que ya era muy tarde para cambiar de proceder y colgamos.

Ni siquiera me pidió que le contara más detalles para considerarlo para el siguiente semestre…

Después de colgar me puse un poco triste por ella… y más por sus alumnos. También pensé en escribir esta entrada.

«Un niño no aprende de una persona que no le gusta» es una frase de Rita Pierson en la charla Ted sobre educación que más veces he visto en mi vida, porque me fascina su enfoque. Pueden verla completa aquí, subtitulada en español.

Una idea similar está integrada en la novela sobre didáctica de las matemáticas que estoy escribiendo: no puedes empezar tu ciclo escolar evaluando qué saben tus alumnos para ver de dónde partir. Considero más adecuado empezar por formar una buena relación con ellos para que entonces la evaluación diagnóstica realmente refleje lo que saben y no lo que pudieron contestar bajo la tensión de un primer día de clases, teniendo a un desconocido enfrente.

He escrito antes sobre esto en este blog:

Sobre ser un buen líder positivo dentro de un salón de clases (ver aquí).

Sobre la frase de Maya Angelou: «La gente olvidará lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir» (ver aquí).

Sobre cómo motivar a los Centennials (ver aquí).

Y sobre cómo estuve buscando conectar y empatizar con mis alumnos dentro de las clases en línea el semestre pasado (ver aquí).

Por cierto, más del 50% de mis alumnos de ese semestre se inscribieron conmigo en la siguiente materia, quiero creer que porque les gustó como trabajamos. Eso hizo que no pudiera repetir la dinámica de forma idéntica, aunque reutilicé muchos de los videos y ligas, solo cambié las preguntas que les hice. De esa forma los alumnos que ya los habían visto descubrían nuevos aspectos y los nuevos estudiantes entraban al mismo canal de empatía, juego infinito y apoyo mutuo que busqué promover en ellos y que ha vuelto menos cuesta arriba la enseñanza a distancia.

¿Qué se puede hacer ante un grupo de alumnos apáticos? ¡Prevenirlo! No dejar que llegue a ese punto. Reconozco que varios alumnos de cada uno de mis grupos no participan mucho y uno o dos sí son francamente apáticos, porque esta modalidad resulta muy inadecuada para ciertas personas. No he tratado de forzar demasiado las cosas con ellos, confío en que encuentren sus formas personales de aprender y que pronto estemos en clases presenciales para que puedan sentirse más cómodos.

¡Ánimo a todos los profesores de todos los niveles! Cada vez se ve más cerca (o menos lejos) la vuelta al salón de clases.

¡Hasta el siguiente miércoles!

Rebeca

PD1: Aún no he logrado insertar en esta sección un botón que permita seguir el blog… lamento la molestia que implica ir a la página principal para hacerlo.

PD2: Quiero agradecer a estas páginas en las que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay y webresizer

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