Ésta es la entrada 80 de este blog. Tenía pensado escribir sobre otro tema, pero ciertos acontecimientos me llevaron a cambiarlo:
Puedo compartir aquí muchas ideas de pedagogía de las matemáticas, todos los porqués de las matemáticas y su didáctica que he logrado comprender a lo largo de mi vida, pero no servirán de mucho si quien lo lee se limita a buscar transmitir conocimientos sin cuidar la forma en que lo hace, particularmente lo que hace que sientan sus hijos y alumnos.
Hay una gran diferencia entre acompañar empáticamente el aprendizaje y todas las demás formas de enseñar. Es particularmente dañino sentirse dueño absoluto de la verdad y la autoridad, con derecho a maltratar a quien se atreva a salirse del carril y nos «ofenda» por ello. Creo que, afortunadamente, cada vez es menos común esto, aunque algunos profesores y papás se van al otro extremo y ni se preparan en conocimientos ni ejercen una sana autoridad que les permita hacer bien su labor.
Si quieren revisar más ideas que tienen qué ver con éstas, hace tiempo escribí una entrada sobre liderazgo (ver aquí). Hoy yo no me siento como para escribir mucho más que la siguiente breve reflexión:
Somos seres humanos, si la gente hace algo para lastimarnos, se vale darse un «tiempo fuera» razonable para sentirlo, sanarlo, reconstruirse y retomar la vida con las nuevas herramientas adquiridas con la experiencia recién vivida. Aprendamos a distinguir cuando hicimos algo mal (corresponde disculparnos) de cuando quieren hacernos sentir que hicimos algo mal porque nuestra forma de ver la vida es diferente (corresponde disculpar a la otra persona por ser intolerante… y, quizá, meter distancia).
El párrafo anterior funciona para las personas con la madurez suficiente para manejarlo así. Se imaginarán que los niños, los adolescentes, incluso muchos jóvenes, no pueden fácilmente hacerlo, así que, por favor, cuiden mucho cómo los tratan.
Como siempre, gracias por leer y compartir.
¡Hasta el siguiente miércoles!
Rebeca
PD1: Aún no he logrado insertar en esta sección un botón que permita seguir el blog… lamento la molestia que implica ir a la página principal para hacerlo.
PD2: Quiero agradecer a estas páginas en las que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay y webresizer
[…] —La emoción es el pegamento de la memoria. Considero que “observar” a una maestra mientras aprende a enseñar, con sus aciertos y errores, con sus momentos tristes y sus episodios alegres, puede resonar en el lector de una mejor manera que un texto de didáctica. También le hará recordar con más facilidad qué sí funcionó y qué no y por qué… incluso podrá encontrar variaciones a las estrategias narradas que puedan tener resultados positivos en su contexto particular. (Ver más sobre emociones y aprendizaje aquí). […]
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[…] Sobre la frase de Maya Angelou: “La gente olvidará lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir” (ver aquí). […]
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