Esta es la entrada 250 de este blog. ¡Un cuarto de millar de semanas publicando sin parar, con solo un par de tropezones o entradas casi vacías por ahí!
Hace poco más de un año publiqué una entrada relacionada con la frase «Aprender a mi propio ritmo» (ver aquí).
Sigo pensando lo mismo y el viernes pasado conviví con personas que coincidían: el ritmo natural tiende al mínimo esfuerzo para ahorrar energías, entonces lo natural será no esforzarse, a no ser que algo rompa esa inercia… Ese «algo» puede ser una motivación, intrínseca o extrínseca.
Sobre cómo motivar a los centennials, la generación que está actualmente en la escuela, principalmente en la educación superior, escribí hace un par de años también (ver aquí).
Ayudemos a nuestros estudiantes a tener un mejor ritmo motivándolos para que, aprendiendo a su ritmo, aprendan todo lo que queremos que aprendan, y aún más.
¿Por qué redacté el título así? Porque hoy por la mañana reflexionaba sobre esa pregunta y me di cuenta de que no hay una respuesta estática: mi ritmo depende de qué tan motivada me siento para hacer lo que está en mi lista de pendientes… qué tanto me apasiona y qué tanto creo que es valioso.
Y para ti, ¿cuál es tu ritmo?
Hasta el próximo miércoles.
Rebeca
PD1: Aún no he logrado insertar en esta sección un botón que permita seguir el blog… lamento la molestia que implica ir a la página principal para hacerlo.
PD2: Quiero agradecer a estas páginas en las que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay y webresizer