Emprendimiento social educativo

Ésta es la entrada 138 de este blog. La escribo el día nueve del mes nueve y el nueve es mi número favorito (ver aquí por qué). Estoy alegre por eso.

Y también porque quiero invitarlos a participar en una charla el día de mañana. Hablaremos de Emprendimiento social educativo, en el que el enfoque está en atender una necesidad básica de una comunidad, de forma sustentable.

Buscaremos romper, en quien lo tenga, el paradigma de que la vocación docente sólo significa estar dentro del aula, dando clases a un grupo. Para ello, compartiré algunas de mis experiencias incursionando en actividades relacionadas con la educación, fuera del aula, y se abrirá un diálogo para escuchar otras ideas y experiencias.

Será un evento gratuito, organizado por Proff Escool, comunidad de crecimiento profesional para docentes.

Pueden inscribirse en este enlace. Me dará mucho gusto «verlos» virtualmente mañana.

**Por si no tuvieron la oportunidad de verlo en vivo, dejo aquí una liga al video

¡Hasta el siguiente miércoles!

Rebeca

PD1: Aún no he logrado insertar en esta sección un botón que permita seguir el blog… lamento la molestia que implica ir a la página principal para hacerlo.

PD2: Quiero agradecer a estas páginas en las que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay y webresizer

Mantengamos la guardia en alto

Ésta es la entrada 137 de este blog. La escribo en la quinta semana de las clases que imparto, la segunda de las clases que toman en educación básica y media en México.

Ayer percibí que el «vuelito» que traían mis alumnos comenzaba a perderse. Como que la emoción del inicio del ciclo quedó atrás y la lejanía del fin vuelve más pesada la carga del aprendizaje a distancia.

Por eso comparto hoy esta breve reflexión: mantengamos la guardia en alto, no pensemos que lo que nos funcionó al principio seguirá funcionando todo el ciclo, variemos la forma en la que abordamos las actividades en clase para que la motivación se mantenga arriba, a pesar del cansancio y de las ganas de volver a las clases presenciales.

¿Saben? Confío en que, cuando dejemos por fin las computadoras un poco de lado y volvamos a las aulas, vamos a percibir que tenemos un montón de tiempo libre, dada la impresionante sobrecarga que ahora tenemos.

Mientras tanto, a seguir pastoreando a nuestros alumnos, para llevarlos sanos y salvos al otro lado de este ciclo escolar, bien alimentados de conocimientos y habilidades socioemocionales.

¡Hasta el siguiente miércoles!

Rebeca

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Algunas veces la lista de pendientes nos rebasa… a todos

Ésta es la entrada 136 de este blog. Tengo un par de ideas sobre las cuales me gustaría escribir, pero será la próxima semana. Hoy la cantidad de asuntos que conlleva la enseñanza virtual me rebasa.

Contemplemos que a nuestros alumnos tampoco les está resultando sencillo y seamos comprensivos con la carga que les asignamos; de nada sirve que les pidamos un montón de tarea si la harán bajo presión y sin aprender.

¡Hasta el siguiente miércoles!

Rebeca

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Solo aprende quien quiere aprender

Ésta es la entrada 135 de este blog. 135 es múltiplo de 9, número que me gusta más que todos los demás (ver aquí por qué), así que la dedicaré a algo especial: reflexionar brevemente sobre una frase que acaba de surgir en una conversación con una amiga y que encabeza esta entrada (¡gracias, Irma, por la idea!)

Creo que la frase se explica por sí sola.

Pudiera pensarse que hay algunos aprendizajes que se consiguen sin propiamente quererlo, como que el fuego quema, pero incluso podemos negarnos a aprender eso, creyendo que nos quemamos por alguna otra razón, no por el fuego.

Así que tengamos en mente esa frase cuando nos veamos en la necesidad de aprender nuevas estrategias para la enseñanza a distancia. Sólo si queremos aprenderlas, lo haremos.

Y tengamos aún más presente la frase cuando estemos en nuestras clases virtuales, viendo el montón de caritas en la cuadrícula del monitor. ¿Cuántos de ellos quieren aprender lo que queremos enseñarles? ¿Cómo podemos hacer que todos quieran aprender? Unos minutos invertidos en motivarlos pueden salvar la clase.

Ya teníamos un gran reto.

El reto creció.

Crezcamos con él.

Busquemos que nuestros hijos y alumnos quieran aprender.

Y acompañémoslos a aprender, que es como yo veo a nuestra labor (ver más aquí)

¡Hasta el siguiente miércoles!

Rebeca

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¡Con toda la actitud! (positiva, por supuesto)

Ésta es la entrada 133 de este blog. En la universidad donde doy clases el ciclo escolar terminó, también el curso y las vacaciones de verano… Esta semana iniciamos el nuevo semestre, a distancia porque el bicho no se ha ido, ni parece quererse ir pronto.

Es muy diferente cambiar de presencial a virtual de forma emergente, a medio semestre, conociendo a tus alumnos, a arrancar un semestre on line, sin conocer en persona a los estudiantes.

En mi caso, muchachos que jamás habían pisado un aula universitaria y que proceden de muy distintos ambientes escolares, con diferencias importantes en los conocimientos con los que llegan.

Será toda una aventura nivelarlos en cuanto a matemáticas y prepararlos para que comprendan la modelación matemática de los conceptos administrativos que requerirán en sus carreras (de eso trata mi materia).

¡Bienvenidos, muchachos! Sí, hay razones para estar apachurrados. Pero también las hay para echarle todas las ganas del mundo a este semestre.

Lo mismo va para todos los que están por iniciar clases y para los que continúan el ciclo que empezó en enero, alumnos, profesores y papás.

¡Hagámoslo con toda la actitud positiva!

¡Hasta el siguiente miércoles!

Rebeca

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PD2: Quiero agradecer a estas páginas en las que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay y webresizer

Hagamos explícito lo implícito y consciente lo intuitivo

Ésta es la entrada 132 de este blog. La reflexión de hoy gira en torno a una frase que acabo de leer en el libro: «Construir matemática» de Horacio Cárdenas. El subtítulo del libro es «Experiencias desde el aula»; relata justo eso, experiencias que vivió el autor en diversas aulas de la escuela primaria en Buenos Aires, Argentina, al enseñar matemáticas.

Muy interesante.

El autor reflexiona que, si queremos que los niños aprendan verdaderamente algo después de haber realizado una actividad correctamente, es responsabilidad del profesor hacer explícito lo implícito y consciente lo intuitivo.

Antes de seguir les comento algo: en más de una ocasión la búsqueda de imágenes para encabezar el blog me ha ayudado a encontrar nuevos aspectos del tema a tratar.

Para esta entrada busqué imágenes con la palabra abrir, y, al ver ese cacahuate a medio pelar (así lo conocemos en México), pensé en relacionarlo metafóricamente con lo que pasa con los conocimientos que desarrollan los niños al hacer matemáticas.

Si resuelven el ejercicio bien y dejamos hasta ahí la actividad, el éxito obtenido es como un cacahuate sin pelar del que sólo vemos lo de afuera. Está ahí, pero no alimenta.

Si orientamos la reflexión de nuestros hijos y alumnos para que, por ellos mismos, descubran y describan (hagan explícito) cuál fue el proceso que los llevó a resolver el ejercicio de tal o cual manera, es como si quitáramos la cáscara dura y gruesa del cacahuate. Ya podemos comerlo, pero quizá sea preferible seguir pelándolo.

Si, además, logramos que el mismo alumno encuentre otras formas de usar ese conocimiento en otro contexto (sean conscientes de las diversas aplicaciones del mismo), entonces será como quitar la cáscara frágil y delgada del cacahuate y llegar hasta la esencia de lo que pretendíamos que aprendiera. Hasta lo que ya nos nutre, con mejor sabor por no tener la cáscara delgada (que es un poco amarga).

¿Cuál de las dos capas será más difícil de quitar? Considero que es complejo lograr que los alumnos expresen lo que hicieron. Lograr que lo extrapolen puede serlo también, pero, si ya lo expresaron, ya avanzaron un buen tramo en el sentido correcto.

Confío en no estar rompiendo con lo que yo misma escribí la semana pasada sobre el cuidado que debemos tener al contar historias, y que esta breve y un poco forzada «historia» de la adquisición del conocimiento, vista como pelar un cacahuate, les ayude a recordar la frase cuando estén ante la solución de un ejercicio, dada por un niño, que representa un salto conceptual para él (es algo que nunca había visto antes):

Hagamos explícito lo implícito y consciente lo intuitivo

¡Hasta el siguiente miércoles!

Rebeca

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Contemos historias

Ésta es la entrada 131 de este blog. 131 es un simpático primo capicúa (ver más sobre números primos aquí y sobre capicúas aquí).

Quiero compartirles que en estos días se publicó un libro con relatos cortos relacionados con la cuarentena. Se hizo una convocatoria en los países hispanoparlantes, buscando 100 relatos que hablaran sobre el manejo de la incertidumbre, como un homenaje al Decamerón y sus 100 relatos sobre la peste en Italia en el siglo XIV.

Participé y quedé dentro del libro, pueden leer el relato en la página 100, se llama «Aunque la puerta está abierta».

Contar historias ha sido importante para la humanidad desde siempre.

Al contarle historias a nuestros alumnos, les generamos emociones.

Y las emociones son el pegamento de la memoria.

Sólo cuidemos que lo que narremos se refiera a la historia del descubrimiento de los conceptos matemáticos, o a su aplicación. En mi opinión personal, contar historias dentro de un algoritmo matemático puede resultar contraproducente, porque lo que recuerdan es el relato, no la razón matemática para hacer tal o cual cosa.

«El uno es muy pequeño para que se le pueda restar un dos, entonces va y le pide prestado a su vecino, pero le queda a deber, entonces…»

No, por favor… Existen mejores maneras de explicar la resta con transformación (ver aquí)

Contemos historias que ayuden. Evitemos las historias que confunden.

¡Hasta el siguiente miércoles!

Rebeca

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Solicito ideas y sugerencias

Ésta es la entrada 130 de este blog. Más que compartir algo, quiero preguntar algo:

Una dinámica que suele ayudar mucho en las clases de matemáticas es que los alumnos contesten ejercicios en parejas o equipos, explicándose unos a otros.

¿Han logrado hacer algo así durante la enseñanza de emergencia a distancia? ¿Cómo?

Existen herramientas colaborativas que permiten trabajar a varios alumnos a la vez dentro de ellas, escribiendo o subiendo archivos, y eso puede funcionar para materias teóricas, pero ¿qué pasa con una materia como matemáticas? ¿cómo le explica un niño a otro el proceso de la división larga o de la suma de fracciones?

Agradezco de antemano sus aportaciones.

¡Hasta el siguiente miércoles!

Rebeca

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Ante la duda, puede ser buena idea que el corazón guíe al cerebro

Ésta es la entrada 129 de este blog. Hacía muchas semanas que no llegaba a esta hora del miércoles sin tener claro sobre qué escribir.

Creo que sólo aprovecharé para contarles que he estado escribiendo entradas muy cortas para no dejar de escribir cada miércoles, porque estoy trabajando en un proyecto paralelo, también relacionado con la enseñanza de las matemáticas.

Confío en que pronto podré organizarme mejor para que las entradas del blog tengan más contenido, que ayude a los dos proyectos.

Mientras tanto, agradezco todas las visitas y comentarios que hacen a las entradas anteriores.

Por hoy, los dejo con una idea para reflexionar:

Cuando estén ante una situación docente en la que les sea difícil decidir qué hacer, generalmente es una buena idea hacer caso al corazón y cuidar la autoestima de nuestros hijos y alumnos.

Corregir un aprendizaje erróneo o completar un aprendizaje inacabado siempre será más sencillo que reparar un corazón herido o revertir un rechazo a aprender.

Ojo: no estoy sugiriendo que los niños hagan lo que quieran cuando quieran, sino comentando que hay maneras de conseguir disciplina y aprendizaje, que pasan primero por el corazón y luego por el cerebro, que sí funcionan.

Escribí una breve entrada sobre esto hace tiempo:

“La gente olvidará lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir” Maya Angelou

¡Hasta el siguiente miércoles!

Rebeca

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