Suma 7

Esta es la entrada 374 de este blog. 374 es un número simpático, pues es un múltiplo de 11 (es 34 x 11) que se reconoce fácilmente porque la suma de los dígitos de las orillas (3+4) es igual al número del centro (7).

El que la suma sea 7 me recordó los dados y una actividad que le propuse hace unos días a Érika y a Pablo:

Por diseño, las caras opuestas de un dado suman 7: 1 y 6, 2 y 5, 3 y 4. He visto dados de fabricación descuidada que no respetan esa regla, pero la mayoría sí lo hacen.

Eso nos permite hacer el siguiente juego:

Se sientan dos personas una frente a la otra

Se hace una torre de 3 dados y cada persona debe «adivinar» cuánto suman los puntos de las caras de los dados que la otra persona ve.

Sabiendo que lo que yo veo más lo que el otro ve debe sumar 7 por cada dado, tengo al menos dos caminos para saber cuántos puntos hay del otro lado:

-De cada cara de mi lado calculo lo que falta para 7 y lo voy sumando.

-Sumo todos los puntos de mi lado y el resultado se lo resto a 21, que sale de multiplicar 3 dados por el 7 que suman los puntos de ambas caras.

Se puede hacer al principio con un solo dado, luego con dos y así sucesivamente hasta la mayor cantidad de dados que se logren apilar.

Por ejemplo, la suma de los puntos que yo veo en la imagen que encabeza esta entrad es 9. Entonces «adivino» que del otro lado hay 12 puntos. Veamos:

Correcto, son 12. Hay un 5 detrás del 2, un 4 detrás del 3 y un 3 detrás del 4

El primer método funciona siempre igual. Para el segundo no siempre será 21, hay que cuidar que el número del que hay que restar se obtenga de multiplicar el número de dados por 7.

¿Qué otra estrategia se les ocurre para hacer el cálculo «adivinatorio»?

Este juego permite practicar el sentido numérico uno de los dos pilares de una buena relación con las matemáticas (ver más aquí)

Hasta el próximo miércoles.

PD: Obviamente usé una suma de mi lado que diera 9, mi número favorito (ver por qué aquí)

PD: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay.

Exhaustivo

Esta es la entrada 373 de este blog. 373 es un lindo número capicúa (ver más sobre capicúas aquí), que se lee igual de ida y vuelta. La reversibilidad en matemáticas, el hacer las cosas de ida y vuelta, es muy importante (ver más aquí) y una de las razones es que nos permite ser exhaustivos al acercarnos a un nuevo conocimiento. Si lo comprendemos de ida y vuelta, lo podemos asimilar de una forma mucho más completa. Pueden ver lo que escribí antes sobre el tema de ejemplos limitantes y ejemplos exhaustivos aquí.

Ayer le regalé ocho dados verdes a un niño de uno de los proyectos en los que trabajo, L, que tiene fascinación por jugar con dados. Él había identificado que podía usarlos para proponerse sumas, restas y multiplicaciones, así que cuando se los di se quedó pensando y preguntó, inseguro, que si se podían usar para dividir.

Me encantó su modo de pensar exhaustivo: quería aprovechar los dados para las cuatro operaciones que conocía, suma y su contraparte resta, multiplicación y su contraparte división.

Entonces inventé algo ahí al vuelo: le dije que tirara un dado y dividiera 12 entre el número que saliera. Se puso contento y lo hizo un par de veces. Entonces le expliqué que el 12 se podría dividir entre casi todos los números del dado, excepto el 5. Y le propuse que cambiara a 60 como número para dividir entre lo que saliera en el dado.

Ojos de felicidad ante el reto y el posterior logro, como los suyos, son los que me mantienen haciendo esto. Dividir 60 entre 1, 2, 3 y 6 fue fácil para él. El 4 le costó trabajo, tardó en entender que podía calcularlo si dividía entre 2 dos veces, para llegar a 15. Dividir entre 5 fue todo un reto para él, pero lo consiguió y me dijo feliz: 60 entre 5 son 12.

Se fue muy contento con sus dados y su capacidad para usarlos para las cuatro operaciones básicas.

Y yo me quedé muy contenta primero por él y después porque sabía que escribiría sobre eso hoy. Lo que pasó me sirvió también para escribir una escena de mi siguiente novela, que empezó más o menos como lo acabo de contar y terminó buscando un número que pueda dividirse entre todas las cantidades distintas que pueden salir al sumar dos dados, desde 2 hasta 12. El número en cuestión es 27720.

La siguiente vez que vea a L le contaré de mi descubrimiento.

Gracias, Pablo, por entusiasmar a L con las matemáticas y presentármelo.

Ah, cierto, siempre que no es evidente, explico la relación de la imagen con el texto de la entrada del blog. Entré a Pixabay, de donde suelo sacar las imágenes, le pedí que me diera una relacionada con la palabra «exhaustivo» y entre las primeras que me ofreció estaba ese simpático caracol con una expresión que me recordó un poco a las ganas de saber más de L, así que la elegí para encabezar esta entrada.

Hasta el próximo miércoles.

PD1: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay.

De reversa

Esta es la entrada 372 de este blog. La dedicaré a una breve reflexión.

Estoy armando una tabla con un estimado de los logros esperados de un infante en sus primeros años de vida en varias áreas, dando un énfasis especial en lo relacionado con matemáticas.

Al ir llenando la información me di cuenta de algo: la mayoría de los logros los consigue el niño gracias al modelado y apoyo de sus cuidadores, no solo por cumplir años; y la mayoría de los logros en áreas no matemáticas es algo que los cuidadores modelan con mucha facilidad, frecuencia e intención: caminar, hablar, compartir, leer…

En cambio muchos de los logros posibles en el área de matemáticas no son modelados o apoyados con la misma facilidad, frecuencia e intención. Contar hacia adelante, por ejemplo, se modela más o menos según el tipo de papás, pero contar hacia atrás se modela muy poco (por mi experiencia preguntando a niños que si saben contar hacia atrás).

A veces para que ocurra algo se cuenta: 3, 2, 1, arrancan…

O en año nuevo o en un lanzamiento de algo se hace una cuenta regresiva del 10 al 0

Cuando era pequeña cantábamos la canción de los 10 perritos, que recuerdo que iba más o menos así:

Yo tenía diez perritos
Uno se cayó en la nieve
Nada más me quedan nueve, nueve, nueve, nueve, nueve

De los nueve que quedaban
Uno se fue comió un bizcocho
Nada más me quedan ocho, ocho, ocho, ocho, ocho

… y así, hasta que no quedan perritos.

Digamos que contar del 10 al 0 es algo que sí se presentan varias oportunidades de práctica, pero más allá de ese número lo más frecuente es que se practique solo contar hacia adelante, y no hacia atrás.

Y es un error, porque el contar hacia atrás tiene muchos beneficios: mejora el sentido numérico de la persona (al sentirse más cómodo moviéndose entre los números hacia adelante y hacia atrás), facilita la resta y, en general, fortalece la idea de que mucho de lo que pasa en matemáticas es de ida y vuelta, tan necesario para aprender a resolver ecuaciones más adelante.

Mi breve recomendación hoy es: practiquen con sus hijos y estudiantes a contar hacia atrás a partir de números más grandes que 10, en especial en los cambios de decena.

Es retador, es divertido y es muy útil.

Gracias, Pablo, por recordarme la canción.

Hasta el próximo miércoles.

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Comparando porcentajes

Esta es la entrada 371 de este blog. Al principio pensé que 371 pudiera ser un número primo, pero no, si se multiplica el último dígito por 2, y se le resta a lo que queda: 37, obtenemos 37-2 = 35, que es múltiplo de 7 y, por tanto, 371 es múltiplo de 7. Pueden ver la explicación a este procedimiento, junto con otros criterios de divisibilidad aquí.

371 se puede escribir de esta forma tan simpática usando los primeros 4 números nones: 371 = 7 * 53 * 1

Si lo hiciéramos con los 4 primeros números pares, obtendríamos: 8 * 64 * 2 =1024

El 8 es 14.29% más grande que el 7, el 64 es 20.75% más grande que el 53 y el 2 es 100% más grande que el 1

Por lo tanto 1024 es 176.01% más grande que 371, que es mucho más que el 135.04% que pudiéramos erróneamente inferir de la suma de los porcentajes del renglón anterior.

Que nos lleva a la conclusión de que el manejo de los porcentajes puede ser contra-intuitivo y conviene revisarlo con calma y profundidad. Primero nosotros mismos y luego transmitirlo a nuestros estudiantes para que sepan, entre otras cosas entender y aprovechar promociones y condiciones de inversiones y préstamos. Ver más sobre porcentajes aquí.

Esta entrada medio dispersa y aparentemente sin sentido va en honor a Rocío. Voy a extrañar nuestras conversaciones a veces dispersas y con sentido solo para nosotras.

Hasta el próximo miércoles.

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Doble intención

Esta es la entrada 370 de este blog. Revisando entradas pasadas, veo que ya he escrito varias relacionadas con la intencionalidad de las actividades que planteamos a nuestros hijos y estudiantes (ver aquí, aquí, aquí y aquí)

La reflexión la extiendo ahora a que tomemos en cuenta que el tiempo que tenemos para realizar actividades intencionadas con ellos suele ser escaso, entonces si logramos que las actividades que hagamos tengan una doble intención ese tiempo estará mucho mejor aprovechado.

Ejemplos:

Practicar las tablas de multiplicar y de dividir a la par (preguntar 7 por 8 e inmediatamente después 56 entre 7, 56 entre 8 y 8 por 7… es una actividad 4 en 1)

Clasificación con negación (verde – no-verde) ayuda a practicar tanto la negación como la clasificación.

Conteo con psicomotricidad, moviendo fichas al lo largo de un camino sinuoso para contarlas.

Recordemos que siempre debemos mantenernos en la Zona de Desarrollo Próximo. Si se vuelve demasiado difícil, pierde el sentido la actividad y debemos bajar el grado de dificultad. Y si se vuelve demasiado sencilla, aburre y debemos subir el grado de dificultad.

Ayer jugué con unos pequeñitos lo siguiente: ponía dos dados en un cubilete, los tiraban sobre la mesa (el piso realmente) y la actividad consistía en primero identificar el dado con la cantidad mayor e inmediatamente después restarle la cantidad del otro dado. Teníamos muchos dados para hacer un cálculo tras otro y un reloj de arena. La idea era ver cuántos pares de dados lograban restar en lo que se acababa el tiempo. Se acercaron más niños, hubo retas… estuvo divertido y ayudó a mejorar la velocidad de comparación y de cálculo e incluso a memorizar hechos numéricos, habilidades importantes conforme se avanza a actividades más complejas.

Gracias, Pablo y Luis, por el espacio y la ayuda para realizar esta actividad. Confío en que sea fuente de inspiración para más.

Hasta el próximo miércoles.

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3 – 6 – 9

Esta es la entrada 369 de este blog. 369 es un lindo número. Suena a cuando contamos de tres en tres: tres, seis, nueve… Además, es múltiplo de 9, número que me gusta particularmente (ver por qué aquí)

Practicar a contar de dos en dos, de tres en tres y así sucesivamente es una importante base para entender la multiplicación como una suma sucesiva.

Y para la posterior memorización de las tablas de multiplicar. Primero en orden y después en desorden.

Me recuerda a la canción infantil de:

Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho dieciséis.

Brinca la tablita, yo ya la brinqué

Bríncala de nuevo, yo ya me cansé.

Que no es propiamente contar de dos en dos hasta el 20, con toda la tabla del dos incluida, pero sí es una guía de la tabla del 2 hasta el 4 y luego 8 por 2 o 2 por 8.

Y al pensar en las tablitas de la canción y en el 3-6-9, se me ocurrió que una buena imagen para esta entrada sería un puente colgante.

Tabla a tabla (de madera y de multiplicar) llegamos al otro lado.

Y del otro lado de la memorización de las tablas de multiplicar está un mundo maravilloso donde la división, las fracciones y el álgebra fluyen mucho más fácilmente que si no nos sabemos las tablas «porque ahí está la calculadora para hacer los cálculos».

Les dejo un par de entradas más relacionadas con la memorización de las tablas de multiplicar (aquí y aquí).

Hasta el próximo miércoles. Espero que para entonces ya se sepan todas bien 🙂

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Perseverancia

Esta es la entrada 368 de este blog.

En dos ocasiones esta semana he leído sobre la diferencia que hace en el desempeño matemático el que un estudiante persevere el tiempo suficiente para lograr completar una actividad matemática.

En ambos casos se refería a una cuestión cultural, mencionando que en los países asiáticos se lograba mejor desempeño en matemáticas, entre otras razones, porque los estudiantes no se rendían tan fácilmente.

Al ser cultural, no es tan sencillo trabajarlo de este lado del planeta. Pero podemos intentarlo. Y luego perseverar intentando enseñar a nuestros estudiantes a perseverar, con actividades tanto matemáticas como no matemáticas.

Así como las ostras perseveran hasta formar hermosas perlas en su interior.

Así como yo, que hoy parecía que no tenía ya energías para escribir el blog de esta semana, y sin embargo aquí estoy, perseverando en mi compromiso de escribir cada miércoles alguna breve reflexión sobre didáctica de las matemáticas.

Hasta el próximo miércoles

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Día mundial del rompecabezas

Esta es la entrada 367 de este blog. Se escribe el 29 de enero ¡Día mundial del rompecabezas!

Me encanta armar rompecabezas tradicionales y armar clases/talleres/pláticas que parecen rompecabezas.

En eso estoy ahorita, preparando un taller sobre cómo evaluar de forma «burda» (no mediante un test, sino pidiéndole que realice algunas actividades sencillas) que un niño tenga desarrolladas sus habilidades matemáticas más básicas (lo que se aprende en casa y en preescolar), de manera que tenga los elementos necesarios para aprender lo que su maestro le vaya a enseñar en la escuela primaria. Detectar cualquier carencia y atenderla a tiempo puede cambiar la vida académica (y la no académica) de un niño.

Las piezas principales del rompecabezas que estoy armando son los dos pilares de una buena relación con las matemáticas de los cuales he hablado con frecuencia en el blog (ver aquí), solo le estoy dando una forma adecuada a los participantes.

Hasta el próximo miércoles

PD1: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay.

Rompiendo una racha

Esta es la entrada 366 de este blog. Como mencioné en la entrada pasada, dentro de dos días se cumplen 7 años de publicar este blog cada semana. Y justo el 24 de enero es el día internacional de la educación, coincidencia de la que me enteré varios años después de arrancar este proyecto.

Hoy quiero hacer esta pequeña reflexión, que complementa otra que hice hace unos meses relacionada con esta frase:

«Un día más sin usar el trinomio cuadrado perfecto»

Aquella vez me centré en lo útil que resultaba este aprendizaje para practicar la reversibilidad y otras cuestiones de estructura algebraica, aunque el resto de la vida la viviéramos sin volver a usar un trinomio cuadrado perfecto.

Hoy quiero complementar con la idea de que los conocimientos y habilidades de matemáticas básicas (hasta secundaria, entre los que están este lindo trinomio) nos pueden ayudar a entender ciertas cuestiones que pueden sonar a trabalenguas:

«El cuadrado de la suma de dos números NO es igual a la suma de los cuadrados de dichos números»

Que uno pensaría que si son los mismos números y hay una suma y una elevación al cuadrado, sin importar el orden en el que se hagan, se llegará a lo mismo.

Pues no. Si bien «el orden de los factores no altera el producto» en una multiplicación, cuando ya se mezclan operaciones, potencias y multiplicaciones en este caso, el orden ya importa: primero se calculan las potencias y después las sumas, a no ser que haya un paréntesis que rompa la jerarquía, como veremos en los ejemplos:

En lenguaje algebraico:

( a + b )2 no es igual a a2 + b2

Comprobando con valores pequeños (evitar 0, 1 y 2 porque pueden dar falsos positivos)

( 3 + 4 )2 no es igual a 32 + 42 Porque 49 no es igual a 9 + 16

La igualdad correcta es la siguiente:

( a + b )2 = a2 + 2ab + b2 (que es un lindo trinomio cuadrado perfecto)

Con números

( 3 + 4 )2 = 32 + 2(3)(4) + 42 -> 49 = 9 + 24 + 16

Usar números para comprobar igualdades algebraicas que representan expresiones tipo trabalenguas es un simpático ejercicio de gimnasia mental.

Y con este rompemos nuestra racha de no sé cuántos días sin usar el trinomio cuadrado perfecto. Ni modo.

¡Hasta el siguiente miércoles!

Rebeca

PD1: Quiero agradecer a esta página en la que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay