22 02 20 22


Esta es la entrada 214 de este blog. La escribo en un interesante día capicúa: 22 02 2022, aunque se publicará mañana miércoles, como cada semana.

Esta fecha no solo es capicúa, también es ambigrama, esto es, se lee igual si está de cabeza (en la versión de números de segmentos tipo reloj digital «antiguo»).

Al estar viviendo en los «dos miles», este tipo de fechas palíndromas ocurren en febrero. Y como febrero tiene menos de 30 días, ocurre menos fechas capicúas que si tuviéramos 30 o 31 de febrero. Veamos:

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Simétrico o asimétrico


Esta es la entrada 213 de este blog. La escribo en el Día de San Valentín, aunque se publicará hasta el 16 de febrero, en miércoles, como siempre.

Buscando una imagen de un corazón que mostrara su simetría, me encantó esta que encontré, hecha con las hojas centrales de un libro.

La simetría está en todas partes. Y donde no lo está, encontramos la no simetría (o asimetría).

O sea que podemos clasificar a los objetos como simétricos o asimétricos. Y dentro de los simétricos, según la cantidad de ejes de simetría.

Clasificar es una de las actividades principales para desarrollar el Pensamiento lógico matemático (ver más aquí y aquí).

Sobre eso también escribo en en mi novela Akhiré y los dos pilares, en la que los alumnos de Akhiré clasifican objetos e incluso planteamientos de problemas, buscando desarrollar su pensamiento lógico matemático, primer pilar de una buena relación con las matemáticas.

Fomentemos en nuestros alumnos la habilidad de clasificar. Hará una diferencia positiva en sus vidas más allá de lo académico.

Hasta el próximo miércoles.

Rebeca

PD1: Aún no he logrado insertar en esta sección un botón que permita seguir el blog… lamento la molestia que implica ir a la página principal para hacerlo.

PD2: Quiero agradecer a estas páginas en las que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay y webresizer

Evaluar a todos de la misma manera o a cada quien diferente


Esta es la entrada 212 de este blog. 212 es un lindo número capicúa (ver más sobre capicúas aquí).

Se puede decir que los números capicúa son números reversibles, aunque la reversibilidad en matemáticas es mucho más que leer de ida y vuelta (ver más sobre reversibilidad aquí).

Justo la semana pasada veía con mis alumnos algunos ejercicios sobre límites en los que, en vez de pedirles el resultado, se los daba y les pedía algún dato del planteamiento que lograra ese resultado. Digamos que preguntaba «de reversa».

Por instrucciones de la institución en la que trabajo debo hacerles algunas preguntas de opción múltiple en las evaluaciones, y esa forma de hacerlos practicar de ida y vuelta les ayuda a contestar más eficientemente ese tipo de reactivos.

Los hacemos practicar con ese tipo de reactivos porque al final se les evalúa con un examen similar para toda la generación, sin importar con qué profesor hayan estudiado.

Evaluar así tiene sus ventajas y sus desventajas. Sobre eso escribo en en mi novela Akhiré y los dos pilares, en la que los alumnos de Akhiré deben pasar una evaluación estandarizada para evitar que su escuela rural cierre y sean reubicados.

Soy ingeniera industrial por profesión. Reconozco las ventajas de la estandarización.

Soy pedagoga por vocación. Reconozco las ventajas de la personalización en la enseñanza y en la evaluación.

Vaya dilema.

¿Qué opinan?

Hasta el próximo miércoles.

Rebeca

PD1: Aún no he logrado insertar en esta sección un botón que permita seguir el blog… lamento la molestia que implica ir a la página principal para hacerlo.

PD2: Quiero agradecer a estas páginas en las que me apoyo constantemente para redactar el blog: pixabay y webresizer

Problemas «de pensar»

Esta es la entrada 211 de este blog. La escribo un día después de haber participado en una reunión con distintas personas que están, como yo, en la búsqueda de mejorar la educación. Estamos preparando un acompañamiento conjunto a escuelas vulnerables.

Abrí mi participación preguntando:

¿Cómo decide un niño si un problema escrito es «de sumar» o «de restar»?

Varios contestaron que leyendo con cuidado, y eso es cierto, aunque no suficiente. El que dentro del texto de un problema escrito el alumno encuentre la palabra más, por ejemplo, no significa que el problema sea «de sumar». Es algo que abordo en mi novela Akhiré y los dos pilares, en la que Kiwó, una de las gemelas alumnas de Akhiré, les llama a los problemas escritos: problemas de pensar. Les comparto la escena en la que se explica lo que pasa con la palabra más:

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